Una consecuencia más lo constituye el debilitamiento de la capa de ozono, la cual nos protege de los dañinos rayos ultravioletas provenientes del sol. Debido a esto, cada vez se presentan con mayor frecuencia casos de cáncer de piel. A esto se suma el riesgo emergente provocado por los residuos eléctricos y electrónicos, como por ejemplo los teléfonos celulares usados, que al no ser reciclados adecuadamente exponen a los niños a toxinas que pueden afectar a sus aptitudes cognitivas y causar déficit de atención, lesiones pulmonares y cáncer.