En realidad el uso de los biplásticos no reduce la contaminación de los océanos y mares, ya que aunque tienen una vida mucho menor a los plásticos convencionales, las condiciones que requieren para su descomposición en los suelos rara vez son similares a las que se presentan en el agua y también les puede tomar siglos en degradarse si los microbios no encuentran el oxígeno para llevar a cabo el proceso. Aunque tardan menos tiempo en degradarse, aún así les puede tomar alrededor de tres años en desaparecer.
Dentro de las plantas de reciclaje no se pueden mezclar con los plásticos convencionales y en caso de hacerlo por error, puede afectar todo el proceso. Por este motivo requieren de una estrategia de reciclaje distinta. Como su producción se obtiene a partir de fuentes alimenticias, como el maíz, su cultivo necesita de grandes extensiones de terreno, espacio que le quita a los productos de consumo. Además, también requiere fertilizantes y agua, lo que aumenta la sobre explotación de los recursos y además se utilizan sustancias químicas perjudiciales y se producen contaminantes.