Saber cómo se desarrollan las plantas en el espacio será esencial para proporcionar alimentos a la tripulación de los viajes de larga duración o en las estaciones espaciales. Un tema que ahora está en la mente de muchos es la posibilidad de que el ser humano habite por tiempo largo o incluso permanentemente fuera de la Tierra. Los científicos de varios países han investigado durante décadas qué les ocurre a los seres vivos en el espacio, es decir, en un entorno de gravedad disminuida o microgravedad y con limitaciones de oxígeno y de agua.
Muchos de los avances tecnológicos relacionados con la supervivencia en el espacio se originaron con el diseño de armamento, en particular los cohetes. Los primero seres vivos en salir del planeta fueron moscas de la fruta, que iban en el cohete de origen alemán V-2, lanzado por los Estados Unidos en 1947 desde la base White Sands en Nuevo México. El objetivo era explorar los efectos de la radiación solar a alturas de 100 km sobre el nivel de mar, la frontera entra la atmósfera de la Tierra y el espacio exteriro; las moscas, por cierto, regresaron vivas. Entre 1947 y 1960 los científicos también mandaron al espacio exterior a otros peculiares astronautas: ratones, conejillo de india, monos, perros y musgos.