Sobre la arena de las playas de Quintana Roo, Veracruz, Oaxaca o Michoacán ponen sus huevos las tortugas y se ha comprobado que tienen buen radar para anidar en los precisos lugares donde nacieron. Hasta aquí la historia suena bien pero lamentablemente, su situación dejó de ser idílica desde hace varias décadas, pues desde hace algunos años están en peligro de extinción. Por este motivo, en México se decretó en 1990 la veda permanente para la pesca de todas las especies y se clasificó como ilegal el consumo y venta de su carne y huevos, con pena de prisión.
En la misma línea de proteger a las tortugas, hay numerosos proyectos educativos y acciones por las zonas costeras donde suelen desovar. Entre estos proyectos están los campamentos tortugueros, que se encargan de cuidar el proceso desde que la madre deja los huevos en arena y regresa al agua, hasta que las crías salen de su cascarón y se las arreglan por si mismas para emprender en grupo su camino hacia el mar. Lo importante es que no olvides aportar tu granito de arena no contaminando, no consumir estos productos y denunciar si ves alguna práctica ilegal.
Más de 100 millones de años suman en sus genes las tortugas marinas, algo que se dice pronto. Son auténticas supervivientes de la familia de los reptiles. En al actualidad el litoral de México es uno de los preferidos para al menos seis de las siete especies de tortugas que se conocen. En México se decretó en 1990 la veda permanente para la pesca de todas las especies y se clasificó como ilegal el consumo y venta de carnes y sus huevos con pena de prisión desde que se declararon en peligro de extinción.
Las siete especies de tortugas marinas mencionadas con anterioridad son: laúd (la más grande), caguama, boba, carey, lora, golfina y plana. La lora es la más amenazada, cada una de ellas viven entre 80 y 100 años. En promedio ponen alrededor de 100 huevos en su nido y durante un año anidan varias veces. Muchas de ellas descienden en la vida marina a profundidades de hasta 900 metros.
En la India los buitres fueron alguna vez tan comunes que nadie se preocupaba con contarlos, pero a principios de los años noventa del siglo pasado, tres especies empezaron a morir. Al buscar la causa, los científicos descartaron virus y bacterias y dieron con el diclofenaco, un fármaco anti inflamatorio cuyo uso había sido recientemente aprobado para animales. La cantidad de este medicamento presente en un cadáver de res puede matar a varios buitres en cuestión de días.
La India prohibió la manufactura del medicamento, pero su uso todavía está muy extendido. Con apenas unos miles de buitres restantes, Bombay Natural History Society está criando estas aves en cautiverio.
Esta especie de serpiente enorme se añadió hace unos años al catálogo de serpiente que habitan en México, país que ocupa el primer lugar del mundo en riqueza de estos animales. Muchas especies de reptiles tienen una distribución geográfica muy restringida y habitan en un sólo tipo de vegetación, lo que las hace particularmente vulnerables a la destrucción de su hábitat y, por lo tanto a la extinción. Esta especia Geophis lorancai pertenece a una familia que habita en madrigueras bajo la tierra y no se ve fácilmente.
Estudiada y encontrada por investigadores de la UNAM en los bosque de niebla que se localizan en la sierra Zangolica en Veracruz y en la sierra Quimixtlán en Puebla, donde encontraron estas serpientes con características únicas, como un llamativo patrón de bandas naranja y negro. Con los estudios y investigaciones se aseguró que es una especie nueva para la ciencia
Si en alguna sabana de África oriental una jirafa Massai macho, con manchas dentadas se aproxima a una jirafa reticulada hembra, de parches redondos no se aparearian, quizá si en los zoológicos pero en la vida salvaje no lo hacen, aunque si compartan territorio. Las pruebas genéticas recientes sugieren la causa, más que conformas una solo especie, como se creía, es probable que haya por lo menos seis. Las jirafas se adhieren a las de su propio tipo, quizá porque se identifican el patrón de su pelo (que también tiene funciones de camuflaje).
Pasarán años para que la clasificación oficial de las jirafas cambie, mientras sus cifras han descendiso cerca de 30% con la mengua de su hábitat y sólo quedan unos pocos cientos de jirafas de Rothschild y de África occidental.
